Hoy las fiestas de Los Sanfermines han llegado a su ecuador, y lo han hacen marcadas por el fallecimiento por asta de toro del joven Daniel Jimeno, de 27 años.
Desde aquí mi más sincero pésame a la familia.
Pero del joven ya se han encargado de hablar mucho los medios de comunicación, esos medios que como Cuatro se han llevado el trofeo de la exclusiva, mostrando un vídeo sin pensar en los sentimientos de la familia. O como El Mundo, mostrando el rostro de la muerte a través de una fotografía.
Así que yo quiero hablar del toro. Capuchino, como así se llamaba, cuando ha entrado en plaza para ser lidiado ha sido pitado, como si se tratara de una persona, como si fuera consciente de que habia matado a un se humano. Dicha pitada sonaba a venganza, ese sentimiento que solo tenemos los humanos. Capuchino no es un asesino, nunca un animal es un asesino, un animal no mata por las mismas cosas por las que matamos nosotros, nuestra querida especie dominante. Nosotros matamos por poder, avaricia, envidia, celos, diversión y un largo etcétera.
Así que la pitada a Capuchino cuando ha entrado en la plaza me ha parecido un sin sentido tremendo. Capuchino es un toro que no ha nacido para correr por una calle llena de gente dándole con periódicos, y si lo haces, es normal que pase lo que pase, y cada cual que asuma las consecuencias.
Pero como somos humanos un torero de estos con nombre ridículo se ha encargado de vengarse de la muerte de Daniel y ejecutar a Capuchino clavándole una espada en el cuello, que cosas...no contento con esa venganza después le han cortado las orejas.
Me despido con una frase de un grupo español: "Demasiado humano, si fuera un animal seria más honrado"
